Ayer fui al cine con mis dos hijas mayores, mi primera película post-pandemia. La sala casi vacía, todos con nuestra máscara y listos para la nueva normalidad del cine.
Hace años que dejé de ser fanático de las películas de animación, os parecerá increíble, pero hace 15 años o así llegaban tan pocos productos a España que para dos cosas que llegaban las devoraba, ahora gracias a Internet y a las plataformas de streaming tengo tantas opciones -y tan poco tiempo disponible- que me he vuelto muy exigente.
Onward es la nueva película de Pixar, en ella un par de hermanos en un mundo de fantasía que se ha convertido en un mundo bastante similar al nuestro intentan recuperar la magia del pasado para pasar un día con su difunto padre.
He visto la película en español, así que poco os puedo decir de la interpretación original. Los dobladores españoles son muy profesionales, pero tienen una voz tan trabajada que no aportan apenas matices a su trabajo. Tienes la sensación de estar viendo un anuncio de publicidad con esas voces tan limpias y con ese acento tan estándar. Entiendo que no todo el mundo entiende inglés bien y es a lo que estamos acostumbrados en España, pero las películas de animación pierden mucho de su personalidad.
El mundo que nos presenta la película es muy insulso, aunque intenten darle picante con unas bromas simples y previsibles. Los personajes no enganchan, son muy tópicos siguiendo la moda actual en Estados Unidos, es decir, tarta tutifruti con todas las razas, credos y orientaciones sexuales que sirven de decorado de fondo a la típica historia de familia WASP americana. Es alucinante que tratándose de una historia de elfos, centauros y demás se las ingenien para trasladar su corrección política. Si de verdad quieren apostar por la diversidad que creen una historia para un personaje de cualquier tendencia en su contexto más real, no una especie de coro diverso para que la soprano siga siendo la misma.
Sucede lo mismo con el rollo intergeneracional, todos los personajes deben tener su momento de estrellato para que el espectador se sienta identificado. Ésto, que es habitual en las películas en las que se supone que los padres van con los hijos al cine, está muy mal conseguido, se notan los mimbres y se siente como un artificio, mientras que la parte de los protagonistas principales encaja bien el resto de los personajes adultos sobran, están metidos con calzador y se nota, madre mía si se nota, te sacan fuera de la historia y te meten a consultar el móvil.
A nivel técnico van sobrados, son Pixar, la factura es excelente, tanto en animaciones como en decorados. No puedo ponerles ni un solo pero. Son los números 1 y eso se nota. Una pena que tanta potencia de fuego se desperdicie con una historia pasable.
La banda sonora tiene una mezcla de música épica y heavy de baratillo que resulta simpática, pero no es para nada memorable, más que banda sonora podríamos considerarla un batiburrillo de efectos musicales. Sé que sueno muy duro, pero cuando vas a ver una película de Pixar te esperas algo más.
La película es entretenida, eso no se lo niego, pero no es para nada una obra maestra, de no tener los medios que tiene si que podría llegar a ser infumable.
En conclusión, película para ver en Disney+, no vayáis al cine salvo que tengáis que ir con hijos como yo. No os olvidéis el móvil, importante.
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