La burbuja de Internet



A diario uso servicios como Google, YouTube, Facebook o Instagram. Todos ellos se empeñan en que pase el máximo tiempo posible utilizándolos, para ello no dudan en adaptar la experiencia lo máximo posible a lo que consideran mis gustos.

Analizan una y otra vez donde hago clic, que contenidos consumo, cuanto tiempo dedico a cada bloque, todo con el objetivo de captar al máximo mi atención, y para ello, si me tienen que maquillar la realidad hurtándome el acceso a opiniones que no coinciden con la mía no dudan en hacerlo.

Fruto de ello, y con la ayuda de nuestro sesgo de confirmación, la realidad que percibimos es cada día más monocroma, misteriosamente todo el mundo piensa lo mismo que nosotros, solo hay una minoría de personas sin seso ni argumentos que se atreven a llevarnos la contraria. Así que como el mundo nos da la razón nos radicalizamos cada vez más ya que nadie nos rebate ni con razones ni con noticias nuestra visión.

Las fake news siempre son las del otro bando, las que me gustan a mí, las que confirman mis creencias esas son las noticias de calidad. Esta situación me recuerda una época en la que jugaba al World of Warcraft, cuando jugaba con la horda el bando de la alianza era lo peor, y sus miembros eran como el diablo pero con cuernos. Cuando jugaba con la alianza eran los jugadores de la horda los más impresentables.

Internet y las redes sociales nos rodean de una burbuja de irrealidad de manera sibilina, nos impiden contrastar noticias y opiniones con tal de captar nuestra atención, no debemos dejarnos atrapar por esa ilusión, el mundo es mucho más amplío que la pequeña mirilla a la realidad que te ofrecen las empresas tecnológicas.


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