Aunque ya he vuelto a la oficina por las mañanas por las tardes sigo en casa trabajando en jornadas maratonianas, durante esas jornadas me he puesto de fondo la serie Love Life en HBO España. Esta serie ha sido creada por Sam Boyd y está protagonizada por Anna Kendrick. Está planteada como una comedia romántica trufada de pequeños dramas de mujeres urbanitas en el que se narra la vida amorosa de la protagonista. La he visto en versión original.
La serie consta de 10 capítulos, además de Kendrick completan el reparto Zoe Chao, Sasha Compère, Scoot McNairy y Peter Vack. Los capítulos duran en torno a media hora.
El planteamiento de la serie es bastante típico, una mujer joven que vive en Nueva York va teniendo una serie de relaciones amorosas en busca del amor verdadero. Esta mujer interpretada por Anna Kendrick es amiga de sus amigas, guapa -pero no de manera intimidante-, simpática -pero no demasiado- y talentosa -pero su talento no es reconocido durante gran parte de la historia-.
¿Suena a fórmula de laboratorio, verdad? Pues sí, y ese es uno de los problemas de la historia, está todo demasiado medido, parece una receta de pastelería que se haya ejecutado cientos de veces. Para quitarle todavía más espontaneidad al asunto todo el reparto y la historia brillan por su corrección política, los protagonistas son una mezcla casi perfecta de todas las etnias, orientaciones sexuales, creencias religiosas y políticas, bueno, una mezcla escorada al ideal de la izquierda norteamericana. Eso sí, el protagonismo de la historia es para una mujer heterosexual y anglosajona, la clásica WASP, que no se diga.
Si de verdad querían ser progresistas deberían haber huido de esa protagonista tan sosa y tan perfecta y haber elegido a alguien con facetas más punzantes. Pero claro, vamos de revolucionarios pero luego vivimos en una urbanización. No habría estado de más algún personaje que hiciese de contraste en modo de vida con el de los personajes para generar conflictos más interesantes que el me quiere o solo me quiere por el sexo.
Love Life es poco graciosa, la verdad, intenta aderezar las historias dramáticas y amorosas con comedia muy burra, pero se queda sólo en la intención, la ejecución es muy forzada, si vas a hacer humor burro tienes que hacerlo de verdad, es un quiero y no puedo.
En cuanto a la parte dramática nada nuevo bajo el sol, si te gustan este tipo de historias de madres, hijas y amigas te entretendrá, pero no te vas a sorprender, todo lo que cuenta lo hemos visto ya en decenas de historias mejor o peor llevadas a la pantalla.
Las interpretaciones están muy bien, especialmente las de las actrices secundarias, ellos están un par de peldaños por debajo, pero suele pasar, es más complicado encontrar buenos actores que buenas actrices, y más en Estados Unidos donde los personajes masculinos suelen ser muy contenidos y con pocos matices. Anna Kendrick hace de Anna Kendrick, se le da bien hacer de ella misma, a mí me resulta adorable, ¿Pero realmente interpreta?
A nivel de fotografía salvo alguna escena de exteriores todo está rodado en decorados, es un trabajo profesional pero desde luego no memorable. El sonido también en la línea, nada que criticar, pero nada sorprendente. La banda sonora monocorde, ni destaca ni chirría. El vestuario el habitual de estas series, todo patrocinado y con una protagonista resplandeciente, y más comparada con el resto del elenco, hay que vender camisetas.
En conclusión, una serie de nicho para amantes del género, muy convencional de acuerdo con los nuevos cánones -no los antiguos-. Si no eres fanático del mismo y te apetecen apuestas más arriesgadas no pierdas el tiempo, o ponla de fondo, como he hecho yo.
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