Análisis: Streets of Rage 4 (Windows)

Continuando una saga mítica


A inicios de los 90 Final Fight arrasaba en los salones recreativos, con sus enormes gráficos y la posibilidad de jugar con amigos se convirtió en un clásico inmediato. La conversión exclusiva para Super Nintendo fue casi perfecta así que Sega se vio obligada a reaccionar. En plena guerra de las consolas Megadrive necesitaba un revulsivo, surgió así la saga Streets of Rage, directamente para consola.


La primera entrega era un juego interesante, pero fue la segunda la que consiguió no sólo hacer frente al clásico de Capcom si no superarlo de lejos. Su mecánica de juego, la variedad de escenarios y personajes, sus espectaculares gráficos y sobre todo su increíble banda sonora que llevaba las posibilidades de la consola de 16 bits de Sega al límite. Un clásico atemporal que no se olvida.


La tercera entrega mantuvo el nivel, no llegó a causar el impacto de la segunda, pero es un gran juego. Luego pasaron los años, la tecnología evolucionó y los beatem’up dejaron de ser uno de los géneros dominantes en el mainstream. Y ahora en 2020 DotEmu, Lizardcube y Guard Crush Games unen fuerzas para presentarnos la cuarta entrega con las bendiciones de Sega -aunque sin su colaboración-. Este juego ha sido publicado para Windows, XBOX One, PS4 y Switch. La versión a la que he jugado y analizo aquí es la de Windows.


Hay cosas que no cambian


La historia se desarrolla 10 años después de los eventos narrados en Streets of Rage 3. En esta entrega el cerebro criminal Mister X fue derrotado finalmente. Inicialmente esto trajo la paz durante años, pero Wood Oak City ha vuelto a caer bajo el control del nuevo sindicato del crimen liderado por los hijos de Mister X, los gemelos Y, quienes están planeando un malvado plan que les permitirá realizar un lavado de cerebro masivo a toda la ciudad ayudados por una música hipnótica. Blaze Fielding percibe este plan y pide ayuda a sus viejos amigos para enfrentarse a los gemelos, a Blaze se le unen Axel Stone, Cherry Hunter -la hija de Adam Hunter- y Floyd Iraia, un aprendiz del Doctor Zan mejorado cibernéticamente.




Es la hora de las tortas


La mecánica es la clásica de los beatem’up, yo contra el barrio, o sea vas de izquierda a derecha peleándote con todo los enemigos que se te cruzan, si te encuentras elementos del escenario destruibles, a por ellos, te darán energía o bonus.


Inicialmente hay cuatro personajes seleccionables -Blaze, Axel, Cherry y Floyd, cada uno con su propio y diferenciado estilo de lucha. Luego desbloqueas a uno extra con un estilo equilibrado -me callo quien es-, y si te haces el juego en los modos difíciles podrás elegir a los personajes de los juegos originales que te faltan en modo pixelado.


Dispones de un botón para golpes normales -por defecto X-, uno para golpes especiales que te quita algo de energía -por defecto Y-, esta energía puedes recuperarla si golpeas a los enemigos sin recibir ningún daño durante unos segundos.


Tenemos también el botón de salto -por defecto B- para combinar con los de los botones de ataque. Por último tenemos el poder especial de cada personaje -por defecto X + Y-, consumiremos una estrella cada vez que lo utilicemos, estas estrellas se pueden recargar al inicio de la fase y cuando aparecen como bonus al destruir un objeto en el escenario, son muy escasas, hay que usarlas bien.


Puedes agarrar a los enemigos pegándote físicamente a ellos para a continuación efectuar un lanzamiento o brearlos a palos, tú decides, pero ten cuidado, ellos también te pueden agarrar, especialmente cuando parpadean en rojo, en ese momento dejan claro que van a intentar aprisionarte.


Durante la partida podremos recoger armas del suelo o arrebatárselas a los enemigos al golpearlos, se pueden usar para dar golpes o se pueden arrojar contra los enemigos, tienen usos limitados así que cuando se acaben desaparecerán. A veces usar armas es bastante contraproducente.


Los enemigos son de dos tipos, los habituales masillas que tienen poca energía y salen a decenas y los enemigos finales, estos tienen mucha más energía, ataques más potentes y mecánicas específicas que debemos aprender para poder superarlos. Todos tienen mucha personalidad, aunque conforme avanzamos en el juego vuelven a aparecer y la segunda vez que te enfrentas a ellos ya no resultan tan duros.


Breve pero rejugable


El modo historia dura unas 3 horas, pero es un juego tan rejugable que puedes multiplicar su duración, especialmente si lo juegas con amigos ya sea en local o online.




Equilibrio perfecto entre la nostalgia y la novedad


Se ha tomado la decisión artística -para mí acertada- de no crear un juego estilo pixelado. En vez de ello han recreado todo el estilo del juego con un dibujo a mano alzada muy de estilo de cómic francés y animaciones creadas a mano. El resultado al inicio puede generar dudas a los nostálgicos de los 16 bits más acérrimos, pero cuando llevas un rato jugando todo encaja como un guante, estás jugando a un juego que respira a los clásicos de Megadrive por los cuatro costados, han conseguido un gran equilibrio entre el nuevo y el viejo diseño.


Las animaciones son decentes, pero les faltaría tener más fluidez, se nota la limitación de medios. Por otra parte se repiten muchos enemigos y jefes, esto, que era común en los 90 debido a las limitaciones de memoria de los cartuchos hoy en día no tiene mucho sentido, ahora sobra memoria para poner más variedad, pero claro, este aspecto supongo que habría disparado los costes de producción.


Los decorados son muy simpáticos, tienen muchos toques de humor y bastantes huevos de pascua, te robarán más de una sonrisa. Reflejan además a la perfección el aire de ciudad nocturna, llena de vida y de crimen de la saga. El resto de los decorados que no son de ciudad también encajan muy bien. 


Una banda sonora que hacer honor a la original


La banda sonora de las anteriores entregas es legendaria, afortunadamente en esta cuarta entrega también han participado Koshiro y Kawashima así como otros legendarios compositores japoneses, aunque el peso principal de la misma ha recaído en Oliviere Derievere. El resultado global raya a gran nivel, pero se notan algunos altibajos dependiendo del compositor.


Los efectos de sonido son eficaces, pero les falta contundencia, echo de menos también un elenco mayor de gritos, gemidos y demás sonidos humanos para darle más intensidad a la experiencia.




Concluyendo que es gerundio


Nos encontramos ante un producto que recoge perfectamente la esencia del original y traslada a 2020 la experiencia de la saga. El único pero es que en su día sus antecesores eran verdaderos triples A para Megadrive y sin embargo esta entrega es un juego desarrollado por tres pequeños estudios con bastantes limitaciones de presupuesto por lo que a nivel gráfico no supone el impacto visual que supuso sobre todo Streets of Rage 2. Hay que tener en cuenta que en su día el beatem’up era uno de los géneros estrella y hoy en día se ha quedado sólo como una curiosidad para amantes del retro por lo que es normal que no sea una gran producción, pero uno no puede evitar soñar.


Si te gusta el género o si eres un nostálgico de la saga este juego te encantará, te lo pasarás varias veces, sólo o con amigos, además de muy divertido es muy rejugable. Para mí, muy recomendable.



Puntos negativos:

  • Muy pocas innovaciones en la mecánica

  • Falta de ambición


Puntos positivos:

  • Conserva la esencia del original

  • Muy rejugable

  • Gran banda sonora


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