Con la aparición de Internet se produjo una revolución a nivel planetario, gracias a esta red aparecieron gran cantidad de servicios que ayudaron a mejorar la calidad de vida de todo aquel que tenía acceso a esta red.
Con el paso del tiempo comenzaron a surgir negocios a través de la red, primero empresas pioneras que comenzaron a hacer algo de dinero, poquito, pero algo. Pero aparecieron entonces los vendedores de humo, gurús de la nada que inventaron un término, las empresas .com.
Esos mismos vendedores de humo a la sombra de ese nuevo término y del fenómeno mediático de Internet comenzaron a crear empresas cuyo único objetivo era captar capital riesgo para pegar un buen pelotazo y luego salir huyendo por la puerta de atrás para montar otro proyecto del mismo estilo.
Pasó el tiempo, y se produjo el desastre de las .com. Bueno, desastre para las empresas de capital riesgo que habían comprado humo, no para esos gurús .com. Con el paso del tiempo el sector de Internet se quedó un ratito tranquilo.
Pero la tecnología avanzó y simplificó muchas cosas, y un montón de usuarios comenzaron a participar en Internet más activamente. Esas facilidades tecnológicas y el entusiasmo de un número creciente de usuarios produjeron la aparición masiva de decenas de nuevos proyectos en Internet que le dieron al usuario una increíble y nueva cantidad de servicios que hasta ahora no había imaginado.
De nuevo comenzaron los proyectos empresariales en Internet a flocerecer, y esta vez muchos más de ellos eran rentables. Los medios se revolucionaron y de nuevo Internet estaba de moda. Entonces volvieron a aparecer ellos, los vendedores de humo. Crearon el término web 2.0. Y ale, ya tenían de nuevo algo que vender.
Y se repitió el proceso de las .com, comenzaron a arramblar con el dinero de los inversores de capital riesgo y volvieron de nuevo los pelotazos. Creo que todos sabemos ya lo que está a punto de suceder.
En España los blufs 2.0 comienzan a amontonarse. ¿Quien será el siguiente?
Con el paso del tiempo comenzaron a surgir negocios a través de la red, primero empresas pioneras que comenzaron a hacer algo de dinero, poquito, pero algo. Pero aparecieron entonces los vendedores de humo, gurús de la nada que inventaron un término, las empresas .com.
Esos mismos vendedores de humo a la sombra de ese nuevo término y del fenómeno mediático de Internet comenzaron a crear empresas cuyo único objetivo era captar capital riesgo para pegar un buen pelotazo y luego salir huyendo por la puerta de atrás para montar otro proyecto del mismo estilo.
Pasó el tiempo, y se produjo el desastre de las .com. Bueno, desastre para las empresas de capital riesgo que habían comprado humo, no para esos gurús .com. Con el paso del tiempo el sector de Internet se quedó un ratito tranquilo.
Pero la tecnología avanzó y simplificó muchas cosas, y un montón de usuarios comenzaron a participar en Internet más activamente. Esas facilidades tecnológicas y el entusiasmo de un número creciente de usuarios produjeron la aparición masiva de decenas de nuevos proyectos en Internet que le dieron al usuario una increíble y nueva cantidad de servicios que hasta ahora no había imaginado.
De nuevo comenzaron los proyectos empresariales en Internet a flocerecer, y esta vez muchos más de ellos eran rentables. Los medios se revolucionaron y de nuevo Internet estaba de moda. Entonces volvieron a aparecer ellos, los vendedores de humo. Crearon el término web 2.0. Y ale, ya tenían de nuevo algo que vender.
Y se repitió el proceso de las .com, comenzaron a arramblar con el dinero de los inversores de capital riesgo y volvieron de nuevo los pelotazos. Creo que todos sabemos ya lo que está a punto de suceder.
En España los blufs 2.0 comienzan a amontonarse. ¿Quien será el siguiente?
Comentarios
El cuento del rey desnudo no es correcto. No es que nadie le diga al rey que esta desnudo, es que todos lo saben y les da igual. Siguen ganando pasta todos y nadie quiere parar la rueda hasta que se para.
O sino que se lo pregunten a los constructores