Este excelente matamarcianos fue publicado en 1987 por Hewson Consultants (Neverworld, Ranarama, Uridium). Fue desarrollado por Dominic Robinson con gráficos de Steve Crow y del propio Dominic. La música es del legendario Steve Turner.
La mecánica del juego es muy sencilla, tu nave a la izquierda de la pantalla y por la derecha conforme avanzas con scroll lateral van viniendo hordas de enemigos y algunos obstáculos físicos.
Algunos enemigos cuando mueren te dejan unas células de energía con las que puedes ir mejorando tu nave. El mecanismo de mejora es algo confuso ya que debes dejar pulsada la tecla de disparo para que al coger una célula de energía está active el acoplamiento, si no la acumularás para pasar a la siguiente mejora.
Los enemigos finales están bastante bien pensados aunque su mecánica de destrucción no está tan elaborada cómo en otros clásicos como R-Type.
Los gráficos son soberbios con un colorido escandalosamente bueno. El movimiento de la nave y de los escenarios es más elegante que la pasarela Cibeles y los disparos de los enemigos son de un tamaño que permite que tengas la oportunidad de despegarlos sin tener que usar un microscopio de 100 aumentos.
El sonido es bastante simplón pero la música es muy buena aunque sólo suena en el menú de opciones.
Cómo defecto señalar que al igual que pasa en la mayoría de los juegos de naves cuando te matan en niveles avanzados la llevas clara ya que hasta que consigues mejorar las prestaciones de tu nave eres el pato del tiro al blanco de la feria.
En conclusión, un juego bueno, bueno, bueno... con fundamento.
Valoración: 8.5/10
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La mecánica del juego es muy sencilla, tu nave a la izquierda de la pantalla y por la derecha conforme avanzas con scroll lateral van viniendo hordas de enemigos y algunos obstáculos físicos.
Algunos enemigos cuando mueren te dejan unas células de energía con las que puedes ir mejorando tu nave. El mecanismo de mejora es algo confuso ya que debes dejar pulsada la tecla de disparo para que al coger una célula de energía está active el acoplamiento, si no la acumularás para pasar a la siguiente mejora.
Los enemigos finales están bastante bien pensados aunque su mecánica de destrucción no está tan elaborada cómo en otros clásicos como R-Type.
Los gráficos son soberbios con un colorido escandalosamente bueno. El movimiento de la nave y de los escenarios es más elegante que la pasarela Cibeles y los disparos de los enemigos son de un tamaño que permite que tengas la oportunidad de despegarlos sin tener que usar un microscopio de 100 aumentos.
El sonido es bastante simplón pero la música es muy buena aunque sólo suena en el menú de opciones.
Cómo defecto señalar que al igual que pasa en la mayoría de los juegos de naves cuando te matan en niveles avanzados la llevas clara ya que hasta que consigues mejorar las prestaciones de tu nave eres el pato del tiro al blanco de la feria.
En conclusión, un juego bueno, bueno, bueno... con fundamento.
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